Crónicas de la Jauría Sagrada
Hola gente, les dejo el octavo capítulo de la saga. Sé que me tarde, pero no esta tan mal este!!
8 – Sueños y realidades
Los cuatro viajeros descansaron al resguardo de una pequeña saliente de piedra, donde se protegieron del viento helado que empezó a asolar el bosque al romper el día. Zagra había logrado derribar un ciervo que pastaba cerca de ahí con un certero golpe de su daga y se disponía a limpiar al animal para comerlo entre todos. Zarrih se había visto desagradada por semejante acto de salvajismo, pero guardó silencio; en realidad, no había dicho palabra desde que dijo su nombre hacía unas cuatro o seis horas, Zagra no medía el tiempo bien en medio del bosque, pues no veía las estrellas. Le quitó la piel al venado tranquilamente con un cuchillo especial que cargaba en su zurrón y la acomodó a un lado para limpiarla después. Tomó el venado y se dedicó a destazarlo para después guardar las partes que no fuesen a comer para después. Tomó dos de las piernas y las ensartó en una vara que colocó sobre la fogata que habían encendido para asarlas y calentarse. Loen e Iksa estaban ocupados trayendo agua de un estanque un poco lejano. Zagra vio a la taciturna Zarrih y decidió hacerle un poco de compañía, la chiquilla se le antojaba inmensamente frágil pese a su aspecto bestial. Se sentó en el mismo tronco, junto a ella, y le miró hasta que la muchacha se giró a devolverle la mirada.
-¿Qué turba tu mente, niña?- dijo Zagra, en un tono amistoso. Zarrih le miró impasiblemente con sus ojos blancos como la nieve, y le sonrió con sus colmillos afilados.
-Lo mismo que a ti, creo- dijo ésta, con un tono vacío- no sé bien qué es lo que he de hacer a continuación- Zagra, dejó de sonreír y miró a lo lejos- ¿quién eres?- le preguntó a la niña- ¿por qué nos buscas de repente en medio del bosque?- Zarrih le miro de nuevo, sus ojos límpidos y vacíos de emoción- por qué es mi propósito, al igual que el tuyo es haberme seguido después de que te hallé.-
Iksa y Loen llegaron desde lo lejos trayendo agua en las seis cantimploras que cargaban consigo; se sentaron y le dieron sus dos cantimploras a Zagra, quien prontamente le alargó una a Zarrih, la cual aceptó sin siquiera girarse a verlo.
-Y dime- comenzó Loen- ¿que cenaremos hoy?-
-Ciervo- dijo Zagra- al igual que mañana, y pasado mañana no será muy distinto.-
Loen le sonrió a Zagra y, junto con Iksa, sacó su pipa y empezó a fumar tabaco.
Zarrih les miró un largo rato, mientras fumaban placidamente en su propio tronco, y en sus ojos apareció un deje de curiosidad. Zagra le miró mientras la chiquilla trataba de adivinar por que de las pipas salía humo.
-Combustión- dijo Zagra y Zarrih le miró- al consumirse el tabaco, ellos inhalan el humo de este y después lo expulsan- Zarrih esbozó una sonrisa- ¿por qué tragan humo?- dijo ésta.
-No lo tragamos- dijo Loen- lo exhalamos después de retenerlo unos segundos.-
-¿Y a que sabe el humo?- inquirió Zarrih, mientras con sus alas se abanicaba a si misma.
-Horrible-contesto Iksa- pero aún así no podemos dejar de fumarlo- se sonrió a la vez que chupaba con celeridad su pipa.
-Esto esta listo- dijo Zagra, refiriéndose a la comida; Loen e Iksa tomaron entre ambos una pierna y la dividieron mientras que Zagra repartió la suya con Zarrih. La muchacha mordió la carne y la saboreó gustosamente- ¿por qué sabe así?- inquirió.
-¿A qué te refieres?- dijo Zagra- Que por qué sabe de esta manera- contestó a su vez Zarrih.
-Esta cocinada- dijo Loen- no comes carne cruda, ¿o sí?-
-Nunca he cocinado mi comida- dijo Zarrih- no me gusta el fuego.
Terminaron lo que quedaba de su cena en silencio, puesto que todos ellos estaban hambrientos y cansados.
-Con un demonio- dijo Loen- en este húmedo y tupido bosque es imposible saber si ya es hora de dormir o aún no.-
-Ya es hora de dormir- dijo Zarrih, mirando hacía el bosque; al notar que Loen le miraba inquisitivamente, dijo- mi vista es mucho mejor que la tuya- Loen sonrió y aceptó de buena gana ir a dormir. Los tres amigos prepararon sus lechos para dormir cerca de lo que quedaba de la fogata, por el calor, y de los troncos donde se habían sentado, para tener donde recargar la cabeza. Zarrih estaba sentada aún en el tronco.
-¿No piensas dormir?- le dijo Iksa- ¿o acaso duermes directamente en la tierra?-
-No me gusta dormir- dijo Zarrih, con aires de no querer decir más. Zagra le clavó la mirada intensamente ante tal declaración, no sabía de nadie a quien no le gustase dormir, pero bien, en todo caso, no sabía tampoco de una niña dragón que existiese además de Zarrih. Se acerco y sentó junto a ella.
-¿Insomnio?- preguntó el Lobo. -¿Qué es eso?- inquirió de vuelta Zarrih, Zagra se rió.
-¿Por qué no te gusta dormir?- dijo Zagra, cambiando su pregunta.
-Simplemente no me gusta- dijo ella- ¿necesito alguna razón para ello?-
-Ya déjala en paz, lobito- dijo Loen- y acuéstate, deja de hacer ruido para que pueda dormir- Zagra giró a ver a su amigo y se sonrió. Se despidió por esa noche de Zarrih y se cobijó con su propia capa una vez estuvo acomodado en su lecho. Los sueños no tardaron en llegar, pero esta vez eran diferentes.
Zagra se encontraba caminando, a dos patas y con su cuerpo humano, por un sendero entre campos de trigo y centeno. Un callado en una mano y con botas de cuero; el sendero serpenteaba y se perdía a lo lejos entre granjas y molinos de viento; a derecha e izquierda todo era dorado, caballos pastaban a lo lejos en la falda de una colina. Mientras tanto, Zagra caminaba, ayudándose con su callado de acero. Una casa a su derecha de pronto resaltó de entre las demás, no era más grande o bonita que las otras, simplemente había algo en ella que imponía más. Zagra se acercó.
-Vienes en tiempos difíciles, extranjero- le dijo el anciano en la mecedora que flanqueaba la puerta de entrada- ya no hay muchos que vengan por aquí en estos días.-
-Bienhallado, anciano- dijo Zagra- ¿que noticias del hogar?-
-La bestia dormida ha despertado- dijo el anciano- tu hogar arde, Matatrolls. Harías bien en intentar apagarlo.-
-Mientras más te acerques a la llama, más te quemarás- dijo Zagra- además, ese ya no es mi hogar. Es un lugar del que no tengo más que odio y repudio.-
-Harías bien en saber que las llamas prenden todo lo que tocan; tu nuevo hogar no tardará en arder con las llamas del viejo.-
Zagra alejó su vista del anciano y cerró sus ojos. A su mente vinieron recuerdos de los lugares en los que había estado. Río Negro, Afar, Arclentari y demás. Los vastos bosques que había recorrido. El desierto, los valles y despeñaderos. Y por sobre todo vino a su mente la imagen de la Princesa Eterna, tan efímera como había sido cuando le vio descender de su carruaje. Reabrió los ojos, oscurecidos por lo que veía en el horizonte que era el futuro próximo.
-No- sentenció- me temo que en mi nuevo hogar las llamas ya están siendo avivadas.-
Zagra se despertó de nuevo, no bañado en sudor, pero si preocupado; tenía miedo que sus sueños empezaran a ser más que eso. Se tronó el cuello y estiró sus entumecidos brazos y piernas. Al alzar la vista se encontró con dos ojos blancos como la Luna. Zarrih le veía dormir, ensimismada en sus propios pensamientos.
-Soñabas- dijo ella sin expresión alguna- ¿con qué?-
-Eso no te incumbe- dijo Zagra, a la vez que ponía un poco de distancia entre la niña y él.
-Extrañas tu hogar- dijo ella, Zagra le miró, extrañado- ¿tu hogar arde, Lobo Sagrado?-
Zagra ignoró lo que le dijo y en cambio le contestó- Deja ya de llamarme así, niña, soy tan Sagrado como tu humana.-
-Entonces soy más humana de lo que nadie de los míos ha sido jamás- dijo ella.
-¿Qué eres?- dijo Zagra- de donde vengo nunca hemos visto un dragón, menos aún Gente Dragón.-
Zarrih se puso de pie tranquilamente y se alejó a paso lento de donde estaba Zagra, entre la espesura del bosque. El Lobo tardó en darse cuenta que al muchacha quería que le siguiera y, cuando lo hizo, se aseguró de antes tomar su daga y abrocharse su capa.
Cuando alcanzó a Zarrih, ella ya se encontraba sentada en un claro cerca del río.
-Has venido de muy lejos, Lobo Sagrado- dijo sin voltearle a ver- de las tierras del Sur; del Lejano Sur- se giró a verlo cuando él se acuclilló junto a ella.-
-Zacalcoatlen- dijo Zagra, respondiendo a una pregunta que no fue hecha- el reino más lejano al Sur- el también se giró a verla- cuando lo dejé, ya se estaba cociendo a fuego lento la revolución. En este mundo ya no quieren reyes ni emperadores; el pueblo quiere gobernarse a si mismo ya.-
-Y la llama ha llegado ya al barril de pólvora- dijo ella. Zagra le miró. Tal vez su cuerpo fuera el de una niña, pero sus ojos y su voz reflejaban más que eso, mucho más.
-¿Qué eres?- repitió Zagra. Si Zarrih se sintió ofendida por ser denotada como un algo, no lo demostró. En cambió, se sonrió con algo que Zagra no pudo sino pensar que era tristeza.
-Has oído hablar de los Dragones, supongo- dijo- seres de antaño, los guardianes originales de todo lo vivo y así- abrazó sus piernas mientras se hacía un ovillo estando sentada- cuando se extinguieron como especie, los pocos que quedaron decidieron verter sus poderes en otras razas más jóvenes. Y así nació la mía, los Drakatta, la Gente Dragón, como nos has llamado.-
-Creí que eran Draconianos- dijo Zagra; Zarrih sonrió sin que le hiciera gracia y agitó su cabeza- los Draconianos son una raza nacida de otra manera, ellos son dragones humanoides. Yo bien podría ser una humana dragonoide- Zagra se rió.
En el claro se podían apreciar las estrellas, así que Zagra se giró a verlas en busca de alguna constelación que conociera.
-Regina Sempiternus- dijo Zarrih, señalando a lo lejos la constelación que daba forma a una mujer con corona- la Reina Eterna.-
Zagra sintió un escalofrío cuando oyó eso. No era Princesa Eterna, pero estaba seguro que Zarrih quería que él pensara en eso, y lo había conseguido. No sabía por qué, y si lo sabía, el conocimiento se le escondía, pero pensar en ella le daba un miedo irracional. Tal vez por que era capaz de comandar trolls, o por el escalofrío que le causaba su mención.
Zagra miró de nuevo al cielo y vio una constelación que le era conocida.
-Trollen Devastavi- dijo Zagra, sonriendo- el Matatrolls.-
Zarrih le miró y dijo- Tu apellido es más que eso, ¿cierto?-
-Lo es- dijo Zagra después de pensarlo un largo rato- mi padre era el Señor de un pequeño feudo que colindaba con los pueblos Trolls, y mi padre estaba encargado de proteger a nuestro pueblo de las bestias.-
-¿Por qué, entonces, siempre dices que no es más que un apellido?- inquirió Zarrih.
-Por qué, verás, cada vez que mi padre, sus hombres y yo volvíamos de cazarles, todo el pueblo nos recibía como héroes por haber asesinado a decenas de esas bestias.-
-No entiendo- dijo Zarrih- ¿Cuál era el problema en ello?-
-La muerte no es algo que se deba celebrar, Zarrih- dijo Zagra con voz queda y culpable- ni siquiera la de un enemigo- hubo en corto silencio entre ellos, cargado de significado- además, nunca me ha gustado ser el héroe- dijo- ser el héroe siempre hace que la gente espere demasiado de ti; por lo general, más de lo que eres capaz de hacer y, después de todo, la gente siempre engrandece a los suyos para luego derribarlos si les fallan.-
-No toda la gente es así- dijo Zarrih- ¿eso es lo que te paso?-
Zagra guardó un breve silencio, recordando.
-Nada tan dramático como que me derribaran después de alzarme en brazos, sólo cosas que quiero olvidar- se rió un momento y la risa se le escapó. Vio en el río como los peces empezaban a despertar incluso antes de que el sol saliera.
-Bueno- dijo poniéndose de pie- creo que trataré de conseguir algo diferente de desayunar que ciervo- y se acercó al lago, alzándose las perneras del pantalón para poder pescar a mano limpia.
-¿Sabes pescar así?- inquirió Zarrih. Zagra le volteó a ver justo en el momento en que trataba de atrapar a un pez, que se le escapó- No- dijo el Lobo- pero nunca es tarde para aprender.-
Zarrih entonces se puso de pie y desplegó las alas. Se acercó volando hasta donde estaba el Lobo y se mantuvo en el aire, agitando levemente las alas, para no asustar a los peces con ellas.
-Sabes tan bien como yo que no dejará de buscarme, ¿verdad?- dijo Zarrih, Zagra le volteó a ver de nuevo, y mantuvo su mirada fija en ella.
-Sí, lo sé- dijo él- pero no es algo que pueda remediar- bajó la vista para no encarar la suya.
-Pueden llevarme con ustedes- dijo ella y su tono neutro pareció por un momento cargado de miedo- no importa a donde vayan.-
-Creí que estabas muy segura de lo que nos deparaba el destino a Loen, Iksa y a mí- dijo Zagra- no podemos cargar con una niña, incluso si es tan especial como tú.-
-No sabes lo que es esa mujer, ¿verdad?- inquirió Zarrih.
-Dudo que sea más que eso- dijo Zagra- no me pareció tan ruda a mí- se rió.
Zarrih le reprochó con la mirada y Zagra sólo se encogió de hombros mientras seguía en su fútil intento de pescar a mano limpia. La niña dejó de volar de golpe y cayó sobre el río, ahuyentando a todos los peces que se encontraba cerca y salpicando a Zagra; el Lobo le miró exasperado y Zarrih le devolvió la mirada, tranquilamente.
-Sabes que es La Princesa Eterna, y aún así no haces nada- dijo ella.
-¿Y qué propones que haga?- dijo él- ¡¿Ir con Andrar en persona y decirle que una de sus señoras feudales esta tratando de derrocarlo basándome en el hecho de que me lo dijo un troll parlante?!-
Zarrih bajó la mirada hacía las ya tranquilas aguas del río, apenas le llegaba al hombro al Lobo, pero en ese momento parecía capaz de intimidar al Toro.
-Ven- dijo Zagra a la vez que se acercaba a la orilla del río; sin voltearle a ver, continuó hablando- asumo que te la has encontrado ya.-
-Encontrármela no empieza a describirlo- dijo Zarrih- me capturó, y eso es algo que no volveré a permitir jamás- bajo la vista y un deje de furia se asomó a sus vacuos ojos- quería algo de mí, algo que mi gente tiene y debe darlo sólo a quienes se lo merecen.-
-¿Y eso es?- inquirió Zagra.
-Poder- dijo ella- es todo lo que quiere. Poder. Y tener con quien usarlo, o contra quien usarlo; poco más le importa.-
Zagra caviló lo que iba a decir por un largo rato- ¿Poder?- dijo- ¿y contra quien lo usaría precisamente?-
-Contra el Señor de la Tierra Blanca- dijo Zarrih- quitarlo del trono y colocarse en él.-
-Andrar- dijo Zagra- un golpe de estado, de una de sus propios feudos- se rió- le haría bien, no es precisamente el mejor gobernante, le pasará lo mismo que a mi rey.-
-No veo por quitar un tirano por una peor- dijo Zarrih- acabar con un mal sólo genera un mal mayor.-
-¿Siempre eres tan dramática?- dijo Zagra, sonriendo- no es como si pudiera hacer frente al ejército del Emperador con un puñado de trolls salvajes.-
-No son sólo eso- dijo ella- tiene seguidores donde sea; el propio señor del Sur le apoya, las bestias de Gaia igualmente. Además de que pudo sacarme algo del poder que deseaba; para ella y algunos de los suyos. No, Zagra- dijo, enfatizando lo siguiente- no puedes ganarle, un Lobo no podría hacerle frente a la Señora de los Tigres- se puso de pie y empezó a alejarse, mientras la mañana llegaba y clareaba el cielo, cuando estaba cerca de internarse en el bosque se giró y dijo algo más a Zagra, con un tono de profecía, más que de aseveración- pero un Lobo Sagrado seguramente podría- y se alejó hacía el campamento.
Loen despertó de un sueño perturbador; había estado vagando por un tupido y oscuro bosque al acecho de una presa (Sí, en el sueño él era un león), y le había hallado sin problema alguno. El problema había venido cuando un colosal tigre se le había atravesado y retado, ambos se habían enzarzado en un combate de colmillos y garras, y Loen casi había vencido, cuando dos tigres más se le echaron encima y le desgarraron, en ese momento había despertado, bañado en sudor frío. Se levantó de su lecho justo a tiempo para ver volver a Zarrih, sintió un bulto en el costado de su pierna derecha y recordó que se había olvidado de desamarrarse el gladius la noche anterior, se acomodo el arma y se puso de pie. Dando los buenos días a Zarrih, se percató de que Zagra no se encontraba por ningún lado, y preguntó por él a la niña, ella contestó que Zagra se estaba refrescando y pescando en el río cercano y se alejó a sentarse en las raíces de un viejo árbol. Parecía molesta por algo, y Loen pensó que algo que le molestara a una criatura como ésa debía de ser algo en verdad malo. Sin despertar a un roncante Iksa, se alejó del campamento en busca del río y su amigo. Atravesó un pequeño sendero que había sido marcado por las botas de Zagra en su camino hacía el río, y llegó al claro que se encontraba poco antes de llegar al río, éste último era poco profundo y bastante angosto en esta parte de su recorrido a través del bosque y parecía que Zagra aprovechaba esto para pescar lo que podía, aunque lo hacía con sus manos desnudas y eso provocaba que no fuese de lo más eficiente, aunque en la orilla había ya tres peces degollados.
-Buenos días, lobito- alzó la voz Loen sobre de los perjurios que Zagra decía al viento al fallar en atrapar un pez- ¿como va todo?-
-Discúlpame, gatito- dijo Zagra, con un tono de exasperación- pero no le veo lo bueno a esta mañana; en cuanto a tu pregunta, todo va mal, pensé que podría atrapar algo para no tener que comer ciervo de nuevo todo el día hasta mañana en la noche- se fijó en el gladius que su amigo llevaba a la cintura- ¿Por qué traes esa cosa?- Loen bajó la vista hacía lo que Zagra se estaba refiriendo y se encogió de hombros- olvidé quitármelo anoche y hace rato también- Zagra, habiendo logrado capturar y degollar un cuarto pez, se acercó a la orilla y tomó los otros tres- ¿y sabes usarla ya?- Loen negó con la cabeza- muy bien, entonces, en cuanto termine de preparar éstos- agitó ligeramente en el aire a los peces- y desayunemos, volveremos aquí y te enseñaré lo básico de ello, ¿te parece?- Loen aceptó y, de buena gana y con renovado humor, siguió a Zagra al campamento.
Al llegar, encontraron a Iksa tratando de sacar a Zarrih de su mal humor a través de la plática, pero la niña parecía no contestar más que en monosílabos todo lo que el Toro decía o preguntaba. Al ver llegar a sus amigos, se puso de pie y les saludó efusivamente, deseándoles unos bueno días. A Zagra empezaban a caerle bien sus nuevos amigos, había algo en ellos que el recordaba partes de sí mismo que no solía mostrar y creía que era por eso que se llevasen tan bien en tan poco tiempo, aunque también le hecho de haber luchado juntos podía contar. No hay nada mejor para unir lazos que luchar juntos por sus vidas. Se sentó a preparar los peces, quitándoles la suciedad con un poco de agua de su cantimplora, y ensartándolos en una rama cada uno, para después ponerlos ante el fuego que encendía en ese momento Loen. Sacó un pequeño frasco con sal de su zurrón y froto un poco de ella en cada pez, junto con un poco de hierbas que había recolectado del bosque para darles más sazón. Iksa, por su parte, habiendo ya desistido en su intento de contentar a Zarrih, se ocupaba en recoger su lecho y el de sus compañeros. En cuanto los peces tomaron un bonito color y empezaron a oler bien, Zagra los quitó del fuego y repartió a sus amigos uno por cabeza, aunque Zarrih no se acercó y él no quiso levantarse a dárselo, aún no.
-Y- empezó Loen- ¿como estuvo su noche?- Zagra se rió sin levantar la vista de su pescado; Iksa fue quien contestó- tuve un sueño muy raro- mordió un enorme bocado del costado de su pescado y masticó, a la vez que hablaba- soñé que estaba en el cuerpo de un toro- escupió un trozo de espinazo aún envuelto en un poco de carne a las llamas y prosiguió- un tigre me atacó y, pues, soñé que un par de caballos me daban de coces cuando el tigre hubo terminado conmigo- en ese momento soltó un grito y se llevó las manos a la boca.
-Deberías tener cuidado, toro- dijo Zagra- los peces tienen espinas- en ese momento Iksa se retiró de la boca un enorme pedazo de la espina del pez, con algo de sangre- ¿jamás habías comido pescado?- Iksa arrojó lejos de sí la espina y miró al Lobo, apenado- No- dijo- en Arclentari era un lujo comer pescado que sólo los capataces y terratenientes se daban, jamás había comido uno, que yo recuerde.-
Zagra en ese momento reparó en que Loen estaba meditabundo y apenas se había enterado del incidente del Toro- ¿Todo bien, gatito?- preguntó Zagra; Loen salió de su ensimismamiento y le sonrió a su amigo- Claro, lobito, sólo un momento de lucidez- se rió. Zagra s puso de pie para llevarle su pescado a Zarrih, se alejó de la fogata en dirección a la niña, quien aún se hallaba rumiando su ira hacía él- Toma- le dijo él alargándole la rama con el pescado ensartado en ella, Zarrih no hizo intento alguno de tomarla- sé que no te gusta la comida cocinada pero aún así deberías comer- Zarrih volteó a verlo con ojos más vacuos de lo normal, le arrebató la rama de las manos y arranco de cuajo al pez en ella, trayéndose consigo parte de las tripas de éste y Zagra se dio cuenta que no se las había quitado y que probablemente lo resentirían todos después; pero también se dio cuenta de que Zarrih estaba enojada por una cosa totalmente diferente a la que él pensaba. Ella le dio una tremenda mordida al pez con sus dientes afilados y empezó a mascarlo todo, incluidos sus huesos, y lo tragó sonoramente sin dejar de verle. Zagra, incomodo, se alejó de ella.
-Entonces- dijo Loen, cuando Zagra volvió a sentarse en su tronco- ¿hacía donde nos dirigimos en cuanto salgamos de este infernal y tupido bosque?- Zagra no oyó nada de lo que su amigo le dijo, pues estaba meditabundo sobre lo que Zarrih le había dicho. Nunca había sido de los que buscasen una pelea que no era de ellos pero, si lo que la niña decía era cierto, era una lucha que le incumbía, quisiera él tal cosa o no- Zagra- dijo Loen, más fuerte esta vez- ¿estás bien, muchacho?- Zagra notó que pronunciaba la Ch como Sh- Sí- dijo éste último saliendo de sus pensamientos- lo estoy, disculpa, ¿qué me decías?- Loen le dirigió una mirada divertida a su amigo y le repitió la pregunta, Zagra pareció pensarlo un corto rato antes de contestarle- A Triniar- dijo finalmente. Si hubiese tenido ojos en la espalda y una visión que traspasara las entonces menguantes sombras del bosque, habría visto que Zarrih se sonreía ante tal comentario. Se levantó tranquilamente y se dirigió a Loen- si ya terminaste, Iksa puede recoger las cosas y prepararlo todo mientras te enseño a blandir tu preciado gladius, león- Iksa protestó ante tal hecho a lo que Zagra le recriminó que él había cocinado las últimas noches e Iksa aceptó. Los dos se pusieron de pie mientras Iksa apagaba el fuego, se llevaron las cantimploras para llenarlas y Loen tomó su gladius, aunque Zagra no se llevó su espada. Zarrih, por su parte, ya se levantaba de su lugar y ayudó a Iksa a levantar el pequeño campamento.
-Se llevan bien esos dos- dijo Zagra a Loen, si voltearse.
-Aye- dijo Loen- me parece que los dos son igual de ingenuos- se rió ante su comentario, al igual que Zagra- pero aún así, parece que Zarrih le hace sentirse en paz. De hecho, esa niña tiene alrededor de sí algo que me tranquiliza igualmente.-
-Entonces es eso- dijo Zagra, mientras llegaban al claro y al río- pensé que sólo eran locuras mías- se rió por lo bajo y agregó- es una niña extraña.-
-Tiene alas y colmillos- dijo Loen- por supuesto que es extraña. Aunque no te refieres a eso, ¿o sí, Lobo?- Zagra no contestó, estaba agachado tomando una gruesa rama de árbol caída.
-Lo básico para blandir cualquier espada es el equilibrio, eso lo has aprendido en tus muchas luchas, espero, así que no perderé tiempo enseñándotelo. Lo que seguiría es saber que la espada no es sólo el filo, sino también el pomo, y que puedes atacar con él; por último te diré que para ser bueno con la espada debes saber improvisar. ¿Listo?- dijo, pero no esperó por una respuesta y alzó la gruesa rama de golpe, asestándole un porrazo en la mejilla a su amigo que lo hizo retroceder varios pasos- ¡Vamos, gatito, haz algo inesperado!- y le aporreó de nuevo, pero esta vez Loen alcanzo a defenderse con so gladius, entrechocando la gruesa rama con éste; Zagra se rió, y usó la parte baja de la rama para golpearle un ojo a su amigo, haciéndolo retroceder de nuevo- Vamos, usa todas las partes de la espada para luchar; ¡¡una espada es tan buena como aquel que la blande!!- y se arrojó contra Loen, asestándole una serie continuad de golpes, en las costillas, las piernas, los brazos y el rostro, incluso cuando lograba hacer que expusiera su flanco, en las axilas y hasta la espalda. Loen, jadeante, lo más que podía hacer era levantar su gladius, aunque podía detener varios ataques de Zagra a su fuerza, su amigo era más veloz y le propinaba tres por cada uno que detenía- ¡Saca a ese León que hay en ti!- dijo Zagra a la vez que alzaba su rama para hacerla descender sobre el cráneo de Loen, quien detuvo el golpe y con el pomo de su gladius logró devolverle un contragolpe en el rostro a Zagra- Bien- dijo éste, y le propinó un golpe con su puño izquierdo en la barbilla, tirándole al suelo- pero nunca olvides que sólo un tonto le confía su vida a un arma, puesto que uno mismo es un arma- Loen se puso de pie, ya muy molesto y encaró a Zagra- Vamos- dijo éste- muéstrame al león que traes dentro- en ese momento, Loen le dirigió un grito muy parecido a un rugido y cargo contra él, partiendo su palo en dos y dándole un llegué en la mejilla derecha a Zagra, quien cayó al suelo con un golpe sordo- Vaya- dijo Zagra, poniéndose de pie y alejándose- no eres un completo fracaso- se agachó mientras Loen se acercaba confiadamente a él por detrás, tomó una rama más gruesa que la anterior y, dando un rápido giro, le asestó a Loen un golpe en el hombro que le hizo perder su arma- pero aún no me muestras al león en ti, vamos, hazlo, muéstramelo- dijo- esa es la única realidad que necesitas, ser un león es mejor que ser un hombre cuando se trata de matar o morir- y, sin pensarlo siquiera y sin saber por que, dijo- vamos, muéstrame a ese León Sagrado que hay en ti- Loen se lanzó contra él ni bien se había puesto de pie y le derribó, forcejeando con el por la rama para tundearlo de vuelta. El León Sagrado no despertaría en Loen. Eso vendría mucho después.
8 – Sueños y realidades
Los cuatro viajeros descansaron al resguardo de una pequeña saliente de piedra, donde se protegieron del viento helado que empezó a asolar el bosque al romper el día. Zagra había logrado derribar un ciervo que pastaba cerca de ahí con un certero golpe de su daga y se disponía a limpiar al animal para comerlo entre todos. Zarrih se había visto desagradada por semejante acto de salvajismo, pero guardó silencio; en realidad, no había dicho palabra desde que dijo su nombre hacía unas cuatro o seis horas, Zagra no medía el tiempo bien en medio del bosque, pues no veía las estrellas. Le quitó la piel al venado tranquilamente con un cuchillo especial que cargaba en su zurrón y la acomodó a un lado para limpiarla después. Tomó el venado y se dedicó a destazarlo para después guardar las partes que no fuesen a comer para después. Tomó dos de las piernas y las ensartó en una vara que colocó sobre la fogata que habían encendido para asarlas y calentarse. Loen e Iksa estaban ocupados trayendo agua de un estanque un poco lejano. Zagra vio a la taciturna Zarrih y decidió hacerle un poco de compañía, la chiquilla se le antojaba inmensamente frágil pese a su aspecto bestial. Se sentó en el mismo tronco, junto a ella, y le miró hasta que la muchacha se giró a devolverle la mirada.
-¿Qué turba tu mente, niña?- dijo Zagra, en un tono amistoso. Zarrih le miró impasiblemente con sus ojos blancos como la nieve, y le sonrió con sus colmillos afilados.
-Lo mismo que a ti, creo- dijo ésta, con un tono vacío- no sé bien qué es lo que he de hacer a continuación- Zagra, dejó de sonreír y miró a lo lejos- ¿quién eres?- le preguntó a la niña- ¿por qué nos buscas de repente en medio del bosque?- Zarrih le miro de nuevo, sus ojos límpidos y vacíos de emoción- por qué es mi propósito, al igual que el tuyo es haberme seguido después de que te hallé.-
Iksa y Loen llegaron desde lo lejos trayendo agua en las seis cantimploras que cargaban consigo; se sentaron y le dieron sus dos cantimploras a Zagra, quien prontamente le alargó una a Zarrih, la cual aceptó sin siquiera girarse a verlo.
-Y dime- comenzó Loen- ¿que cenaremos hoy?-
-Ciervo- dijo Zagra- al igual que mañana, y pasado mañana no será muy distinto.-
Loen le sonrió a Zagra y, junto con Iksa, sacó su pipa y empezó a fumar tabaco.
Zarrih les miró un largo rato, mientras fumaban placidamente en su propio tronco, y en sus ojos apareció un deje de curiosidad. Zagra le miró mientras la chiquilla trataba de adivinar por que de las pipas salía humo.
-Combustión- dijo Zagra y Zarrih le miró- al consumirse el tabaco, ellos inhalan el humo de este y después lo expulsan- Zarrih esbozó una sonrisa- ¿por qué tragan humo?- dijo ésta.
-No lo tragamos- dijo Loen- lo exhalamos después de retenerlo unos segundos.-
-¿Y a que sabe el humo?- inquirió Zarrih, mientras con sus alas se abanicaba a si misma.
-Horrible-contesto Iksa- pero aún así no podemos dejar de fumarlo- se sonrió a la vez que chupaba con celeridad su pipa.
-Esto esta listo- dijo Zagra, refiriéndose a la comida; Loen e Iksa tomaron entre ambos una pierna y la dividieron mientras que Zagra repartió la suya con Zarrih. La muchacha mordió la carne y la saboreó gustosamente- ¿por qué sabe así?- inquirió.
-¿A qué te refieres?- dijo Zagra- Que por qué sabe de esta manera- contestó a su vez Zarrih.
-Esta cocinada- dijo Loen- no comes carne cruda, ¿o sí?-
-Nunca he cocinado mi comida- dijo Zarrih- no me gusta el fuego.
Terminaron lo que quedaba de su cena en silencio, puesto que todos ellos estaban hambrientos y cansados.
-Con un demonio- dijo Loen- en este húmedo y tupido bosque es imposible saber si ya es hora de dormir o aún no.-
-Ya es hora de dormir- dijo Zarrih, mirando hacía el bosque; al notar que Loen le miraba inquisitivamente, dijo- mi vista es mucho mejor que la tuya- Loen sonrió y aceptó de buena gana ir a dormir. Los tres amigos prepararon sus lechos para dormir cerca de lo que quedaba de la fogata, por el calor, y de los troncos donde se habían sentado, para tener donde recargar la cabeza. Zarrih estaba sentada aún en el tronco.
-¿No piensas dormir?- le dijo Iksa- ¿o acaso duermes directamente en la tierra?-
-No me gusta dormir- dijo Zarrih, con aires de no querer decir más. Zagra le clavó la mirada intensamente ante tal declaración, no sabía de nadie a quien no le gustase dormir, pero bien, en todo caso, no sabía tampoco de una niña dragón que existiese además de Zarrih. Se acerco y sentó junto a ella.
-¿Insomnio?- preguntó el Lobo. -¿Qué es eso?- inquirió de vuelta Zarrih, Zagra se rió.
-¿Por qué no te gusta dormir?- dijo Zagra, cambiando su pregunta.
-Simplemente no me gusta- dijo ella- ¿necesito alguna razón para ello?-
-Ya déjala en paz, lobito- dijo Loen- y acuéstate, deja de hacer ruido para que pueda dormir- Zagra giró a ver a su amigo y se sonrió. Se despidió por esa noche de Zarrih y se cobijó con su propia capa una vez estuvo acomodado en su lecho. Los sueños no tardaron en llegar, pero esta vez eran diferentes.
Zagra se encontraba caminando, a dos patas y con su cuerpo humano, por un sendero entre campos de trigo y centeno. Un callado en una mano y con botas de cuero; el sendero serpenteaba y se perdía a lo lejos entre granjas y molinos de viento; a derecha e izquierda todo era dorado, caballos pastaban a lo lejos en la falda de una colina. Mientras tanto, Zagra caminaba, ayudándose con su callado de acero. Una casa a su derecha de pronto resaltó de entre las demás, no era más grande o bonita que las otras, simplemente había algo en ella que imponía más. Zagra se acercó.
-Vienes en tiempos difíciles, extranjero- le dijo el anciano en la mecedora que flanqueaba la puerta de entrada- ya no hay muchos que vengan por aquí en estos días.-
-Bienhallado, anciano- dijo Zagra- ¿que noticias del hogar?-
-La bestia dormida ha despertado- dijo el anciano- tu hogar arde, Matatrolls. Harías bien en intentar apagarlo.-
-Mientras más te acerques a la llama, más te quemarás- dijo Zagra- además, ese ya no es mi hogar. Es un lugar del que no tengo más que odio y repudio.-
-Harías bien en saber que las llamas prenden todo lo que tocan; tu nuevo hogar no tardará en arder con las llamas del viejo.-
Zagra alejó su vista del anciano y cerró sus ojos. A su mente vinieron recuerdos de los lugares en los que había estado. Río Negro, Afar, Arclentari y demás. Los vastos bosques que había recorrido. El desierto, los valles y despeñaderos. Y por sobre todo vino a su mente la imagen de la Princesa Eterna, tan efímera como había sido cuando le vio descender de su carruaje. Reabrió los ojos, oscurecidos por lo que veía en el horizonte que era el futuro próximo.
-No- sentenció- me temo que en mi nuevo hogar las llamas ya están siendo avivadas.-
Zagra se despertó de nuevo, no bañado en sudor, pero si preocupado; tenía miedo que sus sueños empezaran a ser más que eso. Se tronó el cuello y estiró sus entumecidos brazos y piernas. Al alzar la vista se encontró con dos ojos blancos como la Luna. Zarrih le veía dormir, ensimismada en sus propios pensamientos.
-Soñabas- dijo ella sin expresión alguna- ¿con qué?-
-Eso no te incumbe- dijo Zagra, a la vez que ponía un poco de distancia entre la niña y él.
-Extrañas tu hogar- dijo ella, Zagra le miró, extrañado- ¿tu hogar arde, Lobo Sagrado?-
Zagra ignoró lo que le dijo y en cambio le contestó- Deja ya de llamarme así, niña, soy tan Sagrado como tu humana.-
-Entonces soy más humana de lo que nadie de los míos ha sido jamás- dijo ella.
-¿Qué eres?- dijo Zagra- de donde vengo nunca hemos visto un dragón, menos aún Gente Dragón.-
Zarrih se puso de pie tranquilamente y se alejó a paso lento de donde estaba Zagra, entre la espesura del bosque. El Lobo tardó en darse cuenta que al muchacha quería que le siguiera y, cuando lo hizo, se aseguró de antes tomar su daga y abrocharse su capa.
Cuando alcanzó a Zarrih, ella ya se encontraba sentada en un claro cerca del río.
-Has venido de muy lejos, Lobo Sagrado- dijo sin voltearle a ver- de las tierras del Sur; del Lejano Sur- se giró a verlo cuando él se acuclilló junto a ella.-
-Zacalcoatlen- dijo Zagra, respondiendo a una pregunta que no fue hecha- el reino más lejano al Sur- el también se giró a verla- cuando lo dejé, ya se estaba cociendo a fuego lento la revolución. En este mundo ya no quieren reyes ni emperadores; el pueblo quiere gobernarse a si mismo ya.-
-Y la llama ha llegado ya al barril de pólvora- dijo ella. Zagra le miró. Tal vez su cuerpo fuera el de una niña, pero sus ojos y su voz reflejaban más que eso, mucho más.
-¿Qué eres?- repitió Zagra. Si Zarrih se sintió ofendida por ser denotada como un algo, no lo demostró. En cambió, se sonrió con algo que Zagra no pudo sino pensar que era tristeza.
-Has oído hablar de los Dragones, supongo- dijo- seres de antaño, los guardianes originales de todo lo vivo y así- abrazó sus piernas mientras se hacía un ovillo estando sentada- cuando se extinguieron como especie, los pocos que quedaron decidieron verter sus poderes en otras razas más jóvenes. Y así nació la mía, los Drakatta, la Gente Dragón, como nos has llamado.-
-Creí que eran Draconianos- dijo Zagra; Zarrih sonrió sin que le hiciera gracia y agitó su cabeza- los Draconianos son una raza nacida de otra manera, ellos son dragones humanoides. Yo bien podría ser una humana dragonoide- Zagra se rió.
En el claro se podían apreciar las estrellas, así que Zagra se giró a verlas en busca de alguna constelación que conociera.
-Regina Sempiternus- dijo Zarrih, señalando a lo lejos la constelación que daba forma a una mujer con corona- la Reina Eterna.-
Zagra sintió un escalofrío cuando oyó eso. No era Princesa Eterna, pero estaba seguro que Zarrih quería que él pensara en eso, y lo había conseguido. No sabía por qué, y si lo sabía, el conocimiento se le escondía, pero pensar en ella le daba un miedo irracional. Tal vez por que era capaz de comandar trolls, o por el escalofrío que le causaba su mención.
Zagra miró de nuevo al cielo y vio una constelación que le era conocida.
-Trollen Devastavi- dijo Zagra, sonriendo- el Matatrolls.-
Zarrih le miró y dijo- Tu apellido es más que eso, ¿cierto?-
-Lo es- dijo Zagra después de pensarlo un largo rato- mi padre era el Señor de un pequeño feudo que colindaba con los pueblos Trolls, y mi padre estaba encargado de proteger a nuestro pueblo de las bestias.-
-¿Por qué, entonces, siempre dices que no es más que un apellido?- inquirió Zarrih.
-Por qué, verás, cada vez que mi padre, sus hombres y yo volvíamos de cazarles, todo el pueblo nos recibía como héroes por haber asesinado a decenas de esas bestias.-
-No entiendo- dijo Zarrih- ¿Cuál era el problema en ello?-
-La muerte no es algo que se deba celebrar, Zarrih- dijo Zagra con voz queda y culpable- ni siquiera la de un enemigo- hubo en corto silencio entre ellos, cargado de significado- además, nunca me ha gustado ser el héroe- dijo- ser el héroe siempre hace que la gente espere demasiado de ti; por lo general, más de lo que eres capaz de hacer y, después de todo, la gente siempre engrandece a los suyos para luego derribarlos si les fallan.-
-No toda la gente es así- dijo Zarrih- ¿eso es lo que te paso?-
Zagra guardó un breve silencio, recordando.
-Nada tan dramático como que me derribaran después de alzarme en brazos, sólo cosas que quiero olvidar- se rió un momento y la risa se le escapó. Vio en el río como los peces empezaban a despertar incluso antes de que el sol saliera.
-Bueno- dijo poniéndose de pie- creo que trataré de conseguir algo diferente de desayunar que ciervo- y se acercó al lago, alzándose las perneras del pantalón para poder pescar a mano limpia.
-¿Sabes pescar así?- inquirió Zarrih. Zagra le volteó a ver justo en el momento en que trataba de atrapar a un pez, que se le escapó- No- dijo el Lobo- pero nunca es tarde para aprender.-
Zarrih entonces se puso de pie y desplegó las alas. Se acercó volando hasta donde estaba el Lobo y se mantuvo en el aire, agitando levemente las alas, para no asustar a los peces con ellas.
-Sabes tan bien como yo que no dejará de buscarme, ¿verdad?- dijo Zarrih, Zagra le volteó a ver de nuevo, y mantuvo su mirada fija en ella.
-Sí, lo sé- dijo él- pero no es algo que pueda remediar- bajó la vista para no encarar la suya.
-Pueden llevarme con ustedes- dijo ella y su tono neutro pareció por un momento cargado de miedo- no importa a donde vayan.-
-Creí que estabas muy segura de lo que nos deparaba el destino a Loen, Iksa y a mí- dijo Zagra- no podemos cargar con una niña, incluso si es tan especial como tú.-
-No sabes lo que es esa mujer, ¿verdad?- inquirió Zarrih.
-Dudo que sea más que eso- dijo Zagra- no me pareció tan ruda a mí- se rió.
Zarrih le reprochó con la mirada y Zagra sólo se encogió de hombros mientras seguía en su fútil intento de pescar a mano limpia. La niña dejó de volar de golpe y cayó sobre el río, ahuyentando a todos los peces que se encontraba cerca y salpicando a Zagra; el Lobo le miró exasperado y Zarrih le devolvió la mirada, tranquilamente.
-Sabes que es La Princesa Eterna, y aún así no haces nada- dijo ella.
-¿Y qué propones que haga?- dijo él- ¡¿Ir con Andrar en persona y decirle que una de sus señoras feudales esta tratando de derrocarlo basándome en el hecho de que me lo dijo un troll parlante?!-
Zarrih bajó la mirada hacía las ya tranquilas aguas del río, apenas le llegaba al hombro al Lobo, pero en ese momento parecía capaz de intimidar al Toro.
-Ven- dijo Zagra a la vez que se acercaba a la orilla del río; sin voltearle a ver, continuó hablando- asumo que te la has encontrado ya.-
-Encontrármela no empieza a describirlo- dijo Zarrih- me capturó, y eso es algo que no volveré a permitir jamás- bajo la vista y un deje de furia se asomó a sus vacuos ojos- quería algo de mí, algo que mi gente tiene y debe darlo sólo a quienes se lo merecen.-
-¿Y eso es?- inquirió Zagra.
-Poder- dijo ella- es todo lo que quiere. Poder. Y tener con quien usarlo, o contra quien usarlo; poco más le importa.-
Zagra caviló lo que iba a decir por un largo rato- ¿Poder?- dijo- ¿y contra quien lo usaría precisamente?-
-Contra el Señor de la Tierra Blanca- dijo Zarrih- quitarlo del trono y colocarse en él.-
-Andrar- dijo Zagra- un golpe de estado, de una de sus propios feudos- se rió- le haría bien, no es precisamente el mejor gobernante, le pasará lo mismo que a mi rey.-
-No veo por quitar un tirano por una peor- dijo Zarrih- acabar con un mal sólo genera un mal mayor.-
-¿Siempre eres tan dramática?- dijo Zagra, sonriendo- no es como si pudiera hacer frente al ejército del Emperador con un puñado de trolls salvajes.-
-No son sólo eso- dijo ella- tiene seguidores donde sea; el propio señor del Sur le apoya, las bestias de Gaia igualmente. Además de que pudo sacarme algo del poder que deseaba; para ella y algunos de los suyos. No, Zagra- dijo, enfatizando lo siguiente- no puedes ganarle, un Lobo no podría hacerle frente a la Señora de los Tigres- se puso de pie y empezó a alejarse, mientras la mañana llegaba y clareaba el cielo, cuando estaba cerca de internarse en el bosque se giró y dijo algo más a Zagra, con un tono de profecía, más que de aseveración- pero un Lobo Sagrado seguramente podría- y se alejó hacía el campamento.
Loen despertó de un sueño perturbador; había estado vagando por un tupido y oscuro bosque al acecho de una presa (Sí, en el sueño él era un león), y le había hallado sin problema alguno. El problema había venido cuando un colosal tigre se le había atravesado y retado, ambos se habían enzarzado en un combate de colmillos y garras, y Loen casi había vencido, cuando dos tigres más se le echaron encima y le desgarraron, en ese momento había despertado, bañado en sudor frío. Se levantó de su lecho justo a tiempo para ver volver a Zarrih, sintió un bulto en el costado de su pierna derecha y recordó que se había olvidado de desamarrarse el gladius la noche anterior, se acomodo el arma y se puso de pie. Dando los buenos días a Zarrih, se percató de que Zagra no se encontraba por ningún lado, y preguntó por él a la niña, ella contestó que Zagra se estaba refrescando y pescando en el río cercano y se alejó a sentarse en las raíces de un viejo árbol. Parecía molesta por algo, y Loen pensó que algo que le molestara a una criatura como ésa debía de ser algo en verdad malo. Sin despertar a un roncante Iksa, se alejó del campamento en busca del río y su amigo. Atravesó un pequeño sendero que había sido marcado por las botas de Zagra en su camino hacía el río, y llegó al claro que se encontraba poco antes de llegar al río, éste último era poco profundo y bastante angosto en esta parte de su recorrido a través del bosque y parecía que Zagra aprovechaba esto para pescar lo que podía, aunque lo hacía con sus manos desnudas y eso provocaba que no fuese de lo más eficiente, aunque en la orilla había ya tres peces degollados.
-Buenos días, lobito- alzó la voz Loen sobre de los perjurios que Zagra decía al viento al fallar en atrapar un pez- ¿como va todo?-
-Discúlpame, gatito- dijo Zagra, con un tono de exasperación- pero no le veo lo bueno a esta mañana; en cuanto a tu pregunta, todo va mal, pensé que podría atrapar algo para no tener que comer ciervo de nuevo todo el día hasta mañana en la noche- se fijó en el gladius que su amigo llevaba a la cintura- ¿Por qué traes esa cosa?- Loen bajó la vista hacía lo que Zagra se estaba refiriendo y se encogió de hombros- olvidé quitármelo anoche y hace rato también- Zagra, habiendo logrado capturar y degollar un cuarto pez, se acercó a la orilla y tomó los otros tres- ¿y sabes usarla ya?- Loen negó con la cabeza- muy bien, entonces, en cuanto termine de preparar éstos- agitó ligeramente en el aire a los peces- y desayunemos, volveremos aquí y te enseñaré lo básico de ello, ¿te parece?- Loen aceptó y, de buena gana y con renovado humor, siguió a Zagra al campamento.
Al llegar, encontraron a Iksa tratando de sacar a Zarrih de su mal humor a través de la plática, pero la niña parecía no contestar más que en monosílabos todo lo que el Toro decía o preguntaba. Al ver llegar a sus amigos, se puso de pie y les saludó efusivamente, deseándoles unos bueno días. A Zagra empezaban a caerle bien sus nuevos amigos, había algo en ellos que el recordaba partes de sí mismo que no solía mostrar y creía que era por eso que se llevasen tan bien en tan poco tiempo, aunque también le hecho de haber luchado juntos podía contar. No hay nada mejor para unir lazos que luchar juntos por sus vidas. Se sentó a preparar los peces, quitándoles la suciedad con un poco de agua de su cantimplora, y ensartándolos en una rama cada uno, para después ponerlos ante el fuego que encendía en ese momento Loen. Sacó un pequeño frasco con sal de su zurrón y froto un poco de ella en cada pez, junto con un poco de hierbas que había recolectado del bosque para darles más sazón. Iksa, por su parte, habiendo ya desistido en su intento de contentar a Zarrih, se ocupaba en recoger su lecho y el de sus compañeros. En cuanto los peces tomaron un bonito color y empezaron a oler bien, Zagra los quitó del fuego y repartió a sus amigos uno por cabeza, aunque Zarrih no se acercó y él no quiso levantarse a dárselo, aún no.
-Y- empezó Loen- ¿como estuvo su noche?- Zagra se rió sin levantar la vista de su pescado; Iksa fue quien contestó- tuve un sueño muy raro- mordió un enorme bocado del costado de su pescado y masticó, a la vez que hablaba- soñé que estaba en el cuerpo de un toro- escupió un trozo de espinazo aún envuelto en un poco de carne a las llamas y prosiguió- un tigre me atacó y, pues, soñé que un par de caballos me daban de coces cuando el tigre hubo terminado conmigo- en ese momento soltó un grito y se llevó las manos a la boca.
-Deberías tener cuidado, toro- dijo Zagra- los peces tienen espinas- en ese momento Iksa se retiró de la boca un enorme pedazo de la espina del pez, con algo de sangre- ¿jamás habías comido pescado?- Iksa arrojó lejos de sí la espina y miró al Lobo, apenado- No- dijo- en Arclentari era un lujo comer pescado que sólo los capataces y terratenientes se daban, jamás había comido uno, que yo recuerde.-
Zagra en ese momento reparó en que Loen estaba meditabundo y apenas se había enterado del incidente del Toro- ¿Todo bien, gatito?- preguntó Zagra; Loen salió de su ensimismamiento y le sonrió a su amigo- Claro, lobito, sólo un momento de lucidez- se rió. Zagra s puso de pie para llevarle su pescado a Zarrih, se alejó de la fogata en dirección a la niña, quien aún se hallaba rumiando su ira hacía él- Toma- le dijo él alargándole la rama con el pescado ensartado en ella, Zarrih no hizo intento alguno de tomarla- sé que no te gusta la comida cocinada pero aún así deberías comer- Zarrih volteó a verlo con ojos más vacuos de lo normal, le arrebató la rama de las manos y arranco de cuajo al pez en ella, trayéndose consigo parte de las tripas de éste y Zagra se dio cuenta que no se las había quitado y que probablemente lo resentirían todos después; pero también se dio cuenta de que Zarrih estaba enojada por una cosa totalmente diferente a la que él pensaba. Ella le dio una tremenda mordida al pez con sus dientes afilados y empezó a mascarlo todo, incluidos sus huesos, y lo tragó sonoramente sin dejar de verle. Zagra, incomodo, se alejó de ella.
-Entonces- dijo Loen, cuando Zagra volvió a sentarse en su tronco- ¿hacía donde nos dirigimos en cuanto salgamos de este infernal y tupido bosque?- Zagra no oyó nada de lo que su amigo le dijo, pues estaba meditabundo sobre lo que Zarrih le había dicho. Nunca había sido de los que buscasen una pelea que no era de ellos pero, si lo que la niña decía era cierto, era una lucha que le incumbía, quisiera él tal cosa o no- Zagra- dijo Loen, más fuerte esta vez- ¿estás bien, muchacho?- Zagra notó que pronunciaba la Ch como Sh- Sí- dijo éste último saliendo de sus pensamientos- lo estoy, disculpa, ¿qué me decías?- Loen le dirigió una mirada divertida a su amigo y le repitió la pregunta, Zagra pareció pensarlo un corto rato antes de contestarle- A Triniar- dijo finalmente. Si hubiese tenido ojos en la espalda y una visión que traspasara las entonces menguantes sombras del bosque, habría visto que Zarrih se sonreía ante tal comentario. Se levantó tranquilamente y se dirigió a Loen- si ya terminaste, Iksa puede recoger las cosas y prepararlo todo mientras te enseño a blandir tu preciado gladius, león- Iksa protestó ante tal hecho a lo que Zagra le recriminó que él había cocinado las últimas noches e Iksa aceptó. Los dos se pusieron de pie mientras Iksa apagaba el fuego, se llevaron las cantimploras para llenarlas y Loen tomó su gladius, aunque Zagra no se llevó su espada. Zarrih, por su parte, ya se levantaba de su lugar y ayudó a Iksa a levantar el pequeño campamento.
-Se llevan bien esos dos- dijo Zagra a Loen, si voltearse.
-Aye- dijo Loen- me parece que los dos son igual de ingenuos- se rió ante su comentario, al igual que Zagra- pero aún así, parece que Zarrih le hace sentirse en paz. De hecho, esa niña tiene alrededor de sí algo que me tranquiliza igualmente.-
-Entonces es eso- dijo Zagra, mientras llegaban al claro y al río- pensé que sólo eran locuras mías- se rió por lo bajo y agregó- es una niña extraña.-
-Tiene alas y colmillos- dijo Loen- por supuesto que es extraña. Aunque no te refieres a eso, ¿o sí, Lobo?- Zagra no contestó, estaba agachado tomando una gruesa rama de árbol caída.
-Lo básico para blandir cualquier espada es el equilibrio, eso lo has aprendido en tus muchas luchas, espero, así que no perderé tiempo enseñándotelo. Lo que seguiría es saber que la espada no es sólo el filo, sino también el pomo, y que puedes atacar con él; por último te diré que para ser bueno con la espada debes saber improvisar. ¿Listo?- dijo, pero no esperó por una respuesta y alzó la gruesa rama de golpe, asestándole un porrazo en la mejilla a su amigo que lo hizo retroceder varios pasos- ¡Vamos, gatito, haz algo inesperado!- y le aporreó de nuevo, pero esta vez Loen alcanzo a defenderse con so gladius, entrechocando la gruesa rama con éste; Zagra se rió, y usó la parte baja de la rama para golpearle un ojo a su amigo, haciéndolo retroceder de nuevo- Vamos, usa todas las partes de la espada para luchar; ¡¡una espada es tan buena como aquel que la blande!!- y se arrojó contra Loen, asestándole una serie continuad de golpes, en las costillas, las piernas, los brazos y el rostro, incluso cuando lograba hacer que expusiera su flanco, en las axilas y hasta la espalda. Loen, jadeante, lo más que podía hacer era levantar su gladius, aunque podía detener varios ataques de Zagra a su fuerza, su amigo era más veloz y le propinaba tres por cada uno que detenía- ¡Saca a ese León que hay en ti!- dijo Zagra a la vez que alzaba su rama para hacerla descender sobre el cráneo de Loen, quien detuvo el golpe y con el pomo de su gladius logró devolverle un contragolpe en el rostro a Zagra- Bien- dijo éste, y le propinó un golpe con su puño izquierdo en la barbilla, tirándole al suelo- pero nunca olvides que sólo un tonto le confía su vida a un arma, puesto que uno mismo es un arma- Loen se puso de pie, ya muy molesto y encaró a Zagra- Vamos- dijo éste- muéstrame al león que traes dentro- en ese momento, Loen le dirigió un grito muy parecido a un rugido y cargo contra él, partiendo su palo en dos y dándole un llegué en la mejilla derecha a Zagra, quien cayó al suelo con un golpe sordo- Vaya- dijo Zagra, poniéndose de pie y alejándose- no eres un completo fracaso- se agachó mientras Loen se acercaba confiadamente a él por detrás, tomó una rama más gruesa que la anterior y, dando un rápido giro, le asestó a Loen un golpe en el hombro que le hizo perder su arma- pero aún no me muestras al león en ti, vamos, hazlo, muéstramelo- dijo- esa es la única realidad que necesitas, ser un león es mejor que ser un hombre cuando se trata de matar o morir- y, sin pensarlo siquiera y sin saber por que, dijo- vamos, muéstrame a ese León Sagrado que hay en ti- Loen se lanzó contra él ni bien se había puesto de pie y le derribó, forcejeando con el por la rama para tundearlo de vuelta. El León Sagrado no despertaría en Loen. Eso vendría mucho después.
2 Comments:
Sigo viendo a un Zagra muy mamon, un capitulo que no me gusto porque es muy largo y tedioso, creo que sabes describir situaciones pero tambien creo que debes aprender cuando ya estas pasandote con ellas, un capitulo no tene que ser largo para ser bueno creo yo. De cualquier manera mi opinion, tu historia asi que hazla como mas te convenga siempre y cuando la disfrutes.
Biclas.
Rodrigo.
PD. Se supone que Loen era un campeon de coliseo no veo porque no puede blandir una espada.
jajaja Zagra es un omnipotente Dios en esta madre jajaja. Me agrada, aunque Loen le partio la madre en el Coliseo a Zagra como es posible que se deje dar de ramazos, Loen era un campeon de Coliseo, deberia blandir un Gladius mas papa que nadie, das muchos detalles que la vuelven algo tediosilla, jajaja escribes estilacho de J.K.ROWLing, jaja se nota que es una de tus influencias, mmm esta cagado jajaja en fin el chiste es divertirse =)
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