lunes, diciembre 11, 2006

You used to be...

Saludos, gente, se que esta en inglés, pero me salió del alma. Lo publicó aquí con esperanzas de que alguien lo lea... y aprenda algo de él...

You used to be…

You used to be my love, you know?
To you I played my songs
Across my lands, across my life
I held yours as my own.

You used to be my life, you know?
The beacon in my fog
Tender and care as you once were
No more happy times for us.

You used to be my love, you know?
For your sake I cursed my own
Your smile and mine
Your eyes, the only thing that I adored.

You used to be my pain, you know?
As dreadful as it must
You cut my skin too very deep
And found there was no more.

You used to be my love, you know?
To you I swore and vowed
Across my life, across my skies
You hold my heart, no more.

You used to be my hell, you know?
As no one else compares
Across my veins, across my heart
You stabbed it as your own.

You used to be my love, you know?
But you are it no more
Without your eyes, without your sight
I search, again, for love…

jueves, diciembre 07, 2006

Planchamatic

Planchamatic

OHHH DIOS MÍO!! Éste es el video hecho por mi hermano santafeco, Iksa El Toro, les garantizo al 100000% que se reiran hasta morir. Las máscaras son un detalle increible.

martes, diciembre 05, 2006

Super Smaaaaaaash Brothers!!!!!!

Super Smash Brothers 64!!!

¿Cómo olvidar la primera vez que este anuncio vio la luz? Fue el amanecer de una nueva era, la primera vez que Nintendo juntaría 4 jugadores para combatir hombre con hombre durante horas inacabables para probar quién era el mejor. ¿La razón? Nadie necesitaba una. Y es por esto que Smash Brothers fue, es y será el mejor juego de luchas para 4 jugadores de todos los tiempos.

domingo, diciembre 03, 2006

Crónicas de la Jauría

Saludos, gente. Ya esta la 4ta entrega de la saga. Disfrútenla.

4 – Los hijos de Gaia

Zagra y Loen estaban sentados descansando en los asientos del coche de la diligencia, habiendo pagado el peaje. Llevaban ya dos días de haber dejado Río Negro y parecía que la fortuna les sonreiría, pues iba todo tal como lo habían planeado; la guardia de la ciudad había dejado de cazarlos al día de haber desaparecido y el camino hacia Arclentari era bastante sencillo, sólo bastaba atravesar la montaña y en las faldas opuestas se encontraba el pequeño pueblo minero-agrario. El pequeño coche en el que viajaban tenía cabida para 15 pasajeros, incluyendo al cochero, aunque ni la mitad estaban ocupados. Incluyendo a la pareja de guerreros y el cochero, eran 6 los que viajaban en la diligencia, todos ellos hombres. Aunque los tres extraños parecían ladrones, Zagra dormitaba tranquilamente, la diligencia no pararía hasta llegar a las faldas de la montaña y sería entonces que se preocuparía de cómo atravesar la montaña. Loen fumaba tranquilamente su pipa, había conseguido un poco de tabaco con algún mercader con quien habían cruzado camino y, aunque era de inferior calidad, era preferible que fumar pasto. El León ojeó detenidamente a sus acompañantes: eran tres, dos jóvenes de unos 18 años y un tercer hombre que se veía mayor, aunque Loen no supo decir su edad. El trío se veía endurecido y portaban armas, viajaban juntos y hablaban sólo lo necesario, hasta que el mayor captó que Loen les estaba examinando.
-¿Qué deseas, extraño?- espetó el hombre.
-Parece que el propósito de su viaje es distinto de un viaje de placer- dijo Loen, indiferente.
-No es de tu maldita incumbencia lo que nos propongamos- dijo uno de los jóvenes; al instante, el mayor le espetó algo en un idioma que Loen no comprendió, se giró hacía Loen y le dijo en el idioma común- Nos dirigimos a las Cordilleras Afar- se enderezó en su asiento- nos dirigimos ahí por que se dice que hay bestias rampantes que atacan a los viajeros; por supuesto –añadió con una sonrisa- también se cuenta que esos trolls también guardan grandes tesoros.-
Loen giró a ver a Zagra, la curiosidad de su compañeros había despertado en cuanto el hombre mencionó a los trolls, pero Zagra se sonrió y le dijo –Te he dicho que sólo es un apellido, no un título; jamás he visto un troll- se enderezó y encaró a los tres compañeros.
Hubo un tenso silencio en el que los cinco se miraron unos a otros, hasta que Zagra lo rompió con una tajante pregunta.
-¿Qué es lo que quieren de esos trolls?-
-Vamos a matarlos, es nuestro trabajo, por eso nos pagaron- dijo el hombre mayor- además de tomar todo lo que hallemos, y se dice que esos trolls poseen grandes riquezas.-
-Grandes riquezas- dijo Zagra, más para sí que para los demás- y, ¿cómo planean cargar tanta riqueza tres viajeros?-
-Nos las apañaremos- dijo el más joven de los tres.
-Claro que lo harán- dijo Loen, habiendo ya visto el punto de Zagra- pero dicen que los trolls de esas montañas son peligrosos y viles; además, no creo que sepan transitar en tan peligrosas montañas.-
-No somos ignorantes de eso- dijo el de mediana edad- no serán los primeros trolls que acabamos, y tampoco desconocemos las montañas, del todo.-
Zagra se rió. Loen le secundó.
-Se perderán irremediablemente en menos de una hora- dijo Loen- yo lo sé, viví en la falda de la cordillera más de diez años y las conozco, en su mayoría, tan bien como mi palma.-
-Necesitarán un guía- sentenció Zagra- y da la casualidad de que mi amigo aquí- señaló a Loen- es un muy buen guía de camino.-
El más viejo de los hombres frunció el ceño y giró a escrutar a Loen con unos ojos azules y fríos. Después les dijo algo a sus hombres en esa lengua extraña y finalmente volvió a entablar conversación con la pareja de guerreros- Aceptamos- dijo el hombre- ¿Qué demonios quieren a cambio?-
-Todo lo que podamos cargar del tesoro de los trolls- dijo Loen, sin pensarlo- además de que, obviamente, nos digan con qué propósito en verdad es que han venido a las Cordilleras Afar.-
-El propósito es ése- sentenció el más viejo con una mirada de mortal seriedad- no necesitan saber para que queremos el tesoro, sólo llévennos a él.-
-Hecho- dijo Zagra, sin dejar que llegara a más- en cuanto lleguemos a la falda sur de la cordillera, nos dirán cómo hallar a estos trolls.-

La cordillera era traicionera, tenía abismos insondables y accidentes geográficos inconcebibles para alguien como Zagra. Estaba llena de senderos abruptos y múltiples, de desniveles y bastantes precipicios por todos lados. Las señas con que debían hallar a los trolls eran simples, los trolls clavaban palos con cráneos de cualquier bestia para marcar su territorio y Loen hacía un extraordinaria trabajo guiándolos a través de las montañas y riscos, en verdad que había sido honesto al decir que los otros tres se perderían de haber viajado solos en busca de los trolls, y en verdad que era un beneficio extra el oro que pudiesen llegar a conseguir del tesoro.
-Hace ya diez minutos que pasamos por una de los postes que delimitan territorio troll- dijo uno de los jóvenes- ¿Por qué no los hemos hallado aún?-
-Por que no los estoy llevando de cabeza a ellos- espetó Loen, un poco irritado- dime, niño, ¿quieres ir a dar de frente a ellos y que te asesinen?-
El muchacho imprudente guardo silencio y siguieron su camino en hilera; de pronto, el hombre mayor se acercó a Zagra para hablar con él.
-¿Cómo es que tu amigo sabe tanto de estas colinas?-
-Vivió toda su infancia en ella- dijo Zagra, sin voltearle a ver- y sabe como transitar en ellas, y en cualquiera, con demasiada facilidad- esta vez sí le volteó a ver y dijo- es como un León Montañés.-
-Vaya- dijo el hombre, volteando a ver al león- Loen, el León Montañés- sonrió un poco para Zagra y se alejó.
Loen los guió por una estrecha barranca rodeando el sendero, y arribaron a un claro elevado desde donde se podía ver perfectamente las cuevas de los trolls, pero lo que vieron los asustó. Los trolls se preparaban para una batalla, y alistaban todo lo que podían cargar para llevárselo con ellos. Decenas y decenas de trolls se alistaban, cargando mazos y hachas enormes, y ellos mismos, tan enormes como dos hombres juntos, eran de temer tanto como sus armas.
Los tres hombres se exaltaron al ver eso, pero Zagra y Loen lo contemplaron con cierta indiferencia, ¿qué guerra podrían empezar los trolls, y contra quién? Fue en ese momento que Loen se dio cuenta, su pueblo natal estaba en las faldas de la montaña, y los trolls muy probablemente lo atacarían de camino a donde fuese que fuesen.
-Debemos detenerlos- dijo Loen, asustado- si no lo hacemos, barrerán los pueblos de la montaña sin piedad.-
-Eso que ni que- dijo el mayor- pero somos demasiado pocos como para hacer semejante cosa, y ellos demasiados como para que representemos alguna amenaza para ellos.-
-Entonces claramente no sabe quiénes somos- dijo Zagra, con falsa altanería- ¡somos el León y el Lobo Sagrados! ¡Los azotes de todo coliseo!- Loen le volteó a ver con extrañeza, pero siguió su juego- exacto- dijo Loen- claramente sus números nos superan, pero, tanto Zagra como yo, somos claramente superiores.-
-No creo que cinco hombres seamos suficientes para acabar con, siquiera, la mitad de ellos, y seguramente ellos son sólo un pedazo del ejército que se ha de estar reuniendo.-
-Ya veremos- dijo Loen, enarbolando sus mazos a la vez que Zagra desenvainaba su espada.
-¡¡Por colmillos y garras!!- bramó Zagra, sin pensárselo dos veces, y saltó a la batalla.

El troll jamás supo qué le pasó, sólo dejó este mundo de golpe; la espada de Zagra le degolló con facilidad y Zagra sintió la tibia y oscura sangre del troll derramándose a borbotones a través del cuello de la bestia. Al mismo tiempo, Loen había caído sobre dos trolls más destrozando sus cráneos con cada uno de sus mazos, dejando masas sanguinolentas donde antes habían estado sus caras. Los otros tres hombres saltaron sobre un mismo troll, sin embargo, lo seccionaron en tres partes a la vez que lo usaban para ablandar su caída; mientras tanto, los guerreros ya se las apañaban contra siete trolls más, Zagra derribo a tres con certeros golpes de espada destinados a las vísceras de sus oponentes y Loen descargaba mortíferos golpes con sus mazos gemelos contra los cráneos de sus oponentes; los trolls no tenían oportunidad.
El mayor de los tres que acompañaban a Zagra y Loen estaba impresionado, no había visto tales habilidades y destreza en un solo hombre, ya no se dijera en dos al mismo tiempo. Las armas de la pareja de guerreros segaban vidas como un campesino segaría el trigo. Asimismo, el número de trolls disminuía conforme ellos avanzaban, dos hombres hacían retroceder a una treintena de trolls sin esfuerzo aparente, mientras que los tres hombres que debían ayudarlos observaban boquiabiertos el espectáculo. En menos de quince minutos, no había un solo troll vivo en todo el claro.
-Cielos- fue todo lo que pudo decir el hombre de mayor edad.
-Maldita sea- dijo Loen, sin prestarle atención- ¡no hay un solo cachivache que valga la pena en todo este maldito lugar!-
-Eso no es importante- dijo el hombre mayor- lo importante es adónde lo han llevado los trolls y por qué.-
-Espera un momento- dijo Zagra- ¿por qué nos ha de interesar eso? Una cosa es que Loen se haya preocupado por su gente, pero otra es querer saber por qué los trolls hacen lo que hacen.-
-Tal vez sea el momento de que nos digan quiénes son en realidad- espetó Loen.
El trío de hombres pareció turbado ante la pregunta, pero el mayor, después de lo que pareció una disputa interna, decidió hablar con sus recién adquiridos aliados.
-Somos agentes del Emperador Andrar- sentenció con una pulcritud y un orgullo en sus palabras, que incluso Zagra puso absoluta atención en vez de pensar que era una broma.
-Fuimos enviados por el Emperador en persona para investigar unos rumores- dijo el segundo en edad de ellos- se rumoraba que los trolls andaban siendo incitados a la revuelta por una cierta “Princesa Eterna”, según nuestros informantes, esta Princesa les prometía que las cordilleras serían de ellos si le ayudaban.-
-¿Quién demonios es esta Princesa Eterna?- inquirió Loen- suena a nombre de una princesa feudal muy engreída.-
-No lo sabemos a ciencia cierta- dijo el mayor- a excepción de que, estas en lo cierto, es una princesa feudal; sin embargo, no sabemos quién es.-
-Entonces…- empezó Zagra- ¿qué es lo que debemos hacer?-
-No eres muy inteligente, ¿cierto, muchacho?- dijo Loen, Zagra le dedicó una mirada asesina.
-Debemos seguir a esos trolls y capturar uno con vida para sonsacarle información- dijo el más joven de los otros tres.
-Dicho y hecho- dijo Loen, y se dispuso a seguir el rastro de los trolls.
El grupo de guerreros siguió el sendero de la ladera en una pequeña carrera contra el tiempo, puesto que los trolls debían de haberse puesto en marcha desde la mañana, y la tarde ya avanzaba. Los avistaron a lo lejos después de quince minutos de carrera. Eran poco menos de dos centenas, mucho más de lo que incluso Loen o Zagra podrían manejar, y mucho más de lo que cualquier pueblo montañés podría lograr sobrevivir. Sin embargo, había una posibilidad: por encima de el grupo de trolls, había un peñasco a bastante débil que podían usar para aplastarlos a todos en un solo golpe mortal. Diseñaron un simple plan en el que Zagra y Loen entretendrían a los trolls, haciéndoles encerrona en un complicado ataque desde ambos lados del camino, pues Loen podía cortar en un atajo y salirles por delante, a la vez que los tres guerreros del Emperador derribarían las rocas sobre de los trolls; no matarían a todos, pero acabarían con los suficientes como para terminar con los que quedasen vivos.

Zagra trotaba con lentitud de roca en roca detrás de los trolls a la vez que esperaba la señal de Loen para atacar. La señal simplemente sería que los trolls se agitarán al ser atacados por el león. Mientras, Zagra pensaba en su primer encuentro con los trolls, había sido en su pueblo natal, un troll de montaña había bajado para alimentarse del ganado y había recibido la muerte de mano del padre de Zagra. El padre de Zagra, que triste final había recibido ese pobre infeliz que tanto había amado a Zagra. –Pero no- se dijo Zagra- no es momento de pensar en eso; a mirar adelante, que vivir atrás duele bastante.- En ése momento, se dio cuenta de que los trolls ya se estaban echando sobre Loen, Zagra miró hacía arriba y vio como los tres guerreros del Emperador empezaban ya su labor. Desenfundo su espada y su daga, la cual arrojó con velocidad y fuerza inhumanas contra el cráneo del troll más rezagado, la bestia empezó a agonizar del dolor, pero halló su fin cuando Zagra se arrojó sobre el y le cortó el cráneo de tal forma que dejó a la pobre bestia como una alcancía. Arrojó la daga de nuevo contra la garganta de un segundo troll y saltó sobre el pecho de un tercero, atravesándole el corazón al instante. Oía a lo lejos cómo Loen aplastaba cráneos con más facilidad de lo que un leñador cortaría una rama. De pronto, encima de ellos se oyó como unas rocas se soltaban a lo lejos, y Zagra de inmediato se alejo de el caminó y se refugió en una pequeña cueva que avistó cerca. Oyó los gritos de agonía de decenas de trolls que caían al vacío y de los que eran aplastados por las rocas. Después de cerciorarse que todo había terminado, salió de su escondite para encontrarse con Loen.
-La buena noticia- empezó Loen, quien se hallaba ya esculcando lo poco que quedaba de los trolls- es que todos murieron; la mala es que no quedó mucho que robarles.-
-Entonces toma lo que puedas en lo que bajan esos tres- dijo Zagra, limpiando sus armas con la ropa de los trolls muertos que quedaban y arrebatándole un cantimplora a uno.
En ese momento, tres trolls más cayeron justo detrás de ellos; sin embargo, estos tres no eran como los anteriores, éstos medían más de cuatro metros, y sus brazos y piernas eran tan grandes como robles. Zagra y Loen sólo se voltearon a ver, y se lanzaron sobre ellos.
Decidieron irse cada quien con uno; Zagra le lanzó su daga a la garganta pero, aunque se clavó con fuerza, el troll ni siquiera lo notó; el troll descargó su mazo para aplastar a Zagra, pero el lobo esquivó el golpe y le cercenó limpiamente tres dedos de una mano, el troll bramó pero logró patear al guerrero, quien salió volando lejos, se levantó y se lanzó de nuevo contra el troll. Loen había logrado estrellarle sus mazos directamente en la frente a su troll, pero no surtió demasiado efecto, inmediatamente continuó golpeando hasta que el tercer troll descargó su mazo sobre de él, pero Loen esquivó el golpe y éste le acertó a su compañero, matándolo. El troll continuó golpeando el aire con su mazo, hasta que logro acertar en el pecho del guerrero y salió volando, quedó inconsciente, pero su gruesa armadura le salvó la vida y dejo intactos sus huesos. En ese momento, los guerreros del Emperador hacían su llegada y Zagra lograba terminar con su troll, dejando al tercero para combatir con los cuatro. Se lanzaron contra ellos; el troll soltó un solo golpe, que acertó en el segundo de los guerreros del Emperador, lanzándolo al abismo, el grito del hombre fue desgarrador.
-¡¡Arturo!!- fue lo único que articularon la pareja al ver morir a su compañero, pero lograron clavar sus espadas en las rodillas del troll; la bestia rugió magistralmente, pero con su puño izquierdo aplastó al mayor sin mucho esfuerzo, y con la derecha lanzó al más joven contra la roca, muy cerca de Loen. Zagra sabía que esos pequeños sacrificios le salvarían la vida a él; ya había conseguido trepar una pequeña roca cerca del troll, la bestia giró a ver a su contrincante y rugió. Zagra se lanzó de lleno sobre el troll, con ambas piernas extendidas, golpeándole el pecho con todo su peso y fuerza. El troll trastabilló y se resbalo por el acantilado, sosteniéndose apenas con una mano. Zagra se sonrió mientras se levantaba, elevó su espada y la clavo en uno de los dedos de la bestia. La bestia rugió y miró a Zagra con odio.
-Vamos, monstruo- dijo Zagra- demuestra de que estás hecho- y se rió.
-El tiempo de vanagloriarse se te ha acabado, niño idiota- dijo el troll, para el horror de Zagra- tu especie se derrumba bajo el peso de su propia arrogancia, la Princesa Eterna tomará tu mundo y se lo devolverá a Gaia.-
Zagra desencajó la espalda y el troll cayó. Y cayó. Y cayó.
Pero nunca se oyó que dejase de caer.
-Maldita sea- dijo Loen a sus espaldas, sobándose las sienes- que ha pasado.-
-El troll te derribó, mató a dos de estos infelices y murió por mano mía- dijo Zagra, triunfante.
Ambos miraron a ver al guerrero joven, Loen se lo puso a cuestas y, después de obtener varias monedas de oro y acero de lo que quedó del tesoro troll, continuaron su travesía cuesta abajo. Justo antes de dar vuelta en un recoveco, Loen vio brillar algo.
-¿Qué es esto?- dijo desenvainando una espada corta del fardo de un troll muerto.
-Me parece una espada corta- dijo Zagra.
-Se llama gladius- rectificó Loen- lo usaban en el coliseo algunos hombres- pareció meditar un momentos, y lo tomó con todo y funda, amarrándosela a la cintura- siempre quise uno- atestiguó. El hombre que cargaba a cuestas empezó a quejarse y murmurar acerca de reportar al Emperador, pero de nueva cuenta perdió la conciencia.
-¿Qué haremos con este hombre?- dijo Loen.
-Lo menos que podemos, llevarlo a Arclentari- dijo Zagra.
Loen empezó a trotar alegremente cuesta abajo; pero Zagra se rezagó un poco pensando en lo que el troll parlante le había dicho.
-¿Quién o qué es la Princesa Eterna? ¿Y por qué quiere devolver todo lo de los Hombres a Gaia?- se dijo- además, ¿por qué la seguían los trolls?-
-Zagra- llamó Loen, sacando de su ensimismamiento al lobo- ¿a qué esperas? Vámonos.-

Y, con más dudas que el día anterior, Zagra siguió rodando cuesta abajo, sin saber que toda su vida sería así en los tiempos venideros.
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